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Literatura y ednografía


Relatos y leyenda chontales de Tabasco

Relatos y leyenda chontales de Tabasco es una publicación del gobierno de Tabasco, que consiste en una recopilación de narraciones pertenecientes a distintos municipios del estado.

La recopilación, realizada por Daniela Maimone, conjuga fuentes ya publicadas, así como textos orales que se cuentan hoy día entre los pobladores.

Dejamos para el lector ejemplos de algunos de los relatos donde dichos seres aparecen ya sea acompañados de música o bien de sonidos más bien “comunes” a nuestros oídos y que, sin embargo, resultan significativos en las narraciones cuando las leemos en conjunto. Estos ejemplos se irán destacados en negritas.

* Debido a algunos errores de la edición me permito introducir, además de anotaciones, algunas correcciones en los relatos, indicada siempre entre corchetes.

 

Acerca del rayo

Cuentan que una vez había un hermano que pertenecía al rayo porque quizás ellos también aquí nacen, dicen que un hermanito de él estaba terco que quería subir; un día quién sabe cómo le hizo lo convenció a llevarlo con él hasta arriba. Se fueron en lo alto, dicen que era en el cielo donde vivían. Después de un tiempo lo mandaron a la cañada a buscar plátano. Llegando al platanar vio que podía tejer mecate, mucho mecate, entonces se le ocurrió de enredárselo y de bajar para regresar a su casa. Allá en el terreno dilató mucho tiempo haciendo y amarrándose el mecate; amarró cantidad de mecate y luego se vino bajando, pero estaba lejano y no fue suficiente el mecate y quedó colgando.


Entonces vino el hermano, lo sacó y lo llevó allá en el terreno y le dijo que si lo volvía a hacer lo iba a castigar, pero no le dijo lo que le iba a pasar. El hermanito pensó que para llegar le faltaba poco y entonces empezó a hacer otro tanto de mecate y a amarrarlo, dilató dos días sin regresar, pero cuando se soltó no llegó, no le faltaba mucho, ya lograba ver las matas pero aún estaba lejos y se iba a caer; vino el hermano y como vio que ya no era posible y no se quedaría, trozó el mecate y lo dejó caer, cuando llegó al suelo se hizo “shi”, pedazos, de donde salieron el corozo, el guano, el ajuacte los persigue el rayo porque de allá salieron, porque se cayó y despedazó todo, de ahí es de donde nacieron esos animalitos, esos gusanitos, por eso los persigue el rayo. Dicen los antiguos que ese hombre se volvió así porque se despedazó y de ahí salieron muchas de esas cosas que se dan en abundancia. Dicen también que el rayo come la gente.

Pedro Santiago Morales (narrador) en Relatos y leyendas chontales de Tabasco, Daniela Maimone Moroni (recopiladora), México, Grupo profesionales Gráficos de México, 2010, pp. 39-40.

 

De los ah noja

Tenemos ahora a los ah noja: dioses ancestrales o santos (San Francisco de Asís, por ejemplo) quienes propician las lluvias y, por tanto, las buenas cosechas, el crecimiento de la vegetación. El rayo, la lluvia y Käntepec son algunos de esos personajes, según Daniela Maimone también relacionados con danzas como la del Caballito Blanco:

Antiguamente los chontales comían solamente pescado, pejelagarto, lagarto, camarón, o sea, vivían de la pesca; Käntepec entregó a los indígenas tres clases de maíz: el amarillo, el negro y el blanco en tres jícaras diferentes, para agradecer empezaron al momento de la cosecha a hacerle una novena con ofrenda, música y danza, para darle gracias y pedir la lluvia para la siembra, porque es Käntepec que manda a los cuatro vientos y truenos (to chawäk) que anuncian y traen la lluvia.

Don Rosendo Pérez (narrador) en Relatos y leyendas chontales de Tabasco, Daniela Maimone Moroni (recopiladora), México,Grupo profesionales Gráficos de México, 2010, pág. 96.

 

Seres del inframundo

 

Del inframundo, como lo clasifica Maimone, tenemos relatos donde los santos y el diablo (aunque asimilados como Dueños más que como otro tipo de personajes) se presentan en construcciones, o en este caso, durante los procesos de búsqueda o extracción de petróleo en San Fernando Chujilbá:

Los gringos fueron los primeros en venir para investigar eso del petróleo. Iban los gringos por todo el monte. Está probado que aquí en el pueblo hay petróleo, iban en el parque y donde hay mucha gente, allá en el panteón, allá ponían esa casa y dilataban ocho días, también fueron allá donde vivía el finado Alcides. Decían que iban a quitar el pueblo y la gente no la iban a correr, la iban a llevar a otro lugar y le iban a comprar casa. Asustada la gente metía los viejos a rezar para que no encontraran el petróleo no quitaran el pueblo, porque si iban a encontrar el petróleo iban a quitar todo, las casas y la gente tenía que irse a otro lugar. Pero no fue así porque dicen que hay Encanto del petróleo, y esto está allá en Sarlat, por eso no sale en cantidad, y por eso es que los viejos le rezaron, para eso los Santos no sirven para nada. Quién sabe en qué forma hacen las cosas. El petróleo salió también donde está mi compa Luis, el hermano de Domingo.

Entonces vinieron los gringos, pero se pelearon y se fueron y nunca más regresaron. Allá por la carretera sacaron petróleo, se llenaba pero se aburrieron y se fueron dejando una torre abajo y la maquinaria, porque dice que ese lugar está encantado y que un día oyeron cantar como a las doce un gallo arriba de la torre , era un gallo mero blanco, allá estaba hasta arriba cantando, esa era la torre que iba a hundirse; esto ocurrió cuando la gente rezaba para que no hubiera petróleo, y sí se cumplió porque se hundió la torre y se fueron dejando allá la maquinaria…

Don Pedro Santiago Morales (narrador) en Relatos y leyendas chontales de Tabasco, Daniela Maimone Moroni (recopiladora), México, Grupo profesionales Gráficos de México, 2010, pp. 52-53.

 

De los duendes

 

De los duendes, Maimoni Moroni presenta varias características, pero una de las más insistentes resulta la de los sonidos o la música que se escucha cuando aparecen, en algunos casos se habla de silbidos, en otros de música que se utiliza para buscar a las personas que han sido robadas por ellos, o bien, la que se necesita para alejarlos. Nos narra Daniela, por ejemplo:

Cuentan en Villa Luis Gil Pérez que una mujer estaba muy enferma, el marido con tal que se curara la llevó con varios doctores y curanderos. Finalmente llegó con un curandero del pueblo que recurría al espíritu o duende, para comunicarse con él se concentró y empezó a temblar hasta que habló con la voz del duende, que se había metido dentro de él.


El hombre preguntó quién lo mandaba y que dejara en paz a su familia.


El duende contestó que “quién es mandado no es culpado” y empezó a reírse y a burlarse, dijo que iría donde pasaban sus hijos y para que lo dejara en paz tenía que traerle un trago. Luego dejó de hablar, a este punto otra persona empezó a pegar con un ramal al curandero, hasta que despertó y le dijo que para conjurar al animal tenía que traer pozol, aguardiente dulce y una guitarra y un violincito. El día siguiente el curandero fue a ver a la enferma y le pegó duro con una rama para que saliera el duende, rezó, luego se fue al monte a dejar la ofrenda, que en general se deja donde hay mucha maleza o abajo de un zapote de agua (que en Villa Luis Gil Pérez llaman Guacta) o de otro árbol grande que echan grandes raíces, parecidas a cajones.

Relato comunitario (narra Daniela Maimone) en Relatos y leyendas chontales de Tabasco, Daniela Maimone Moroni (recopiladora), México, Grupo profesionales Gráficos de México, 2010, pp. 120-121.

 

“Rezandero” de Nacho López en Los chontales de Tabasco, Gobierno de Tabasco, México, 1982

Rezandero.


Ch'ujob

Los ch'ujob duendes conocidos con este nombre en Tamulté de las Sabanas, comparten al igual que los anteriores el motivo de la música alrededor de sus apariciones. Relata Maimone:

Un día una familia que vivía en una casa aislada en el campo se fue a la fiesta que había en Tamulté de las Sabanas. Se quedó el dueño porque estaba enfermo y no podía caminar. Cuando todos se fueron empezó a escuchar que tocaban música, tambores, como si estaban de fiesta. Cuando iba a acostarse escuchó que en el cuarto llegaron a bailar unos niños, se escuchaban como si estuvieran zapateando con los tacones, los escuchaba pero no los veía. Se metió en la cama y aún se escuchaban, luego se fueron en la caja de madera o baúl, donde empezaron a sonar las monedas luego lo serraron [sic] y se sentaron en la cama. Entonces prendió una vela adentro de su pabellón y vio un muchachito desnudo, cuando prendió el candil todos salieron corriendo y desaparecieron. Trató de no asustarse y volvió a acostarse, pero otra vez entraron, tocaban música y bailaban, volvió a prender la vela y vio que eran muchos niños desnudos que desaparecieron. Por otra[s] dos veces pasó lo mismo, hasta que empezó a tener miedo y aún cojeando ensilló el caballo y se fue al pueblo. Cuando encontró a sus parientes le[s] contó lo ocurrido, entonces le dijeron: “Estos son los duendes (ch'ujob) que se aparecen cuando uno está solo y alejado de todo.” Dicen que cuando uno es hombre se les aparecen los duendes mujeres, si es mujeres [sic] se le aparecen [sic] duendes hombres y quieren que sea su esposo o esposa. El hombre con sus familiares consiguieron agua bendita y cuando regresaron la echaron a la orilla de la casa y nunca más se aparecieron y cuando salían iban todos y nadie se quedaba.

Relato comunitario (narra Daniela Maimone) en Relatos y leyendas chontales de Tabasco, Daniela Maimone Moroni (recopiladora), México,Grupo profesionales Gráficos de México, 2010, pp. 124-127.

 

 “Danza baile viejo: Cecilio Rodríguez Cruz, Cresencio Arias Sánchez, Román Rodríguez Cruz” de Nacho López en Los chontales de Tabasco, Gobierno de Tabasco, México, 1982

“Tambor Román Hernándes Montero” de Nacho López en Los chontales de Tabasco, Gobierno de Tabasco, México, 1982

 

Animales míticos y seres zoomorfos

Entre los animales míticos y seres zoomorfos, Daniela Maimone menciona historias sobre el nacimiento de niños prodigiosos que deben separarse de los padres pues no pertenecen al mundo de estos últimos; cada uno de esos niños nace con un huesito de pollo el cual emite un sonido que los ayuda a transformarse, nos dice Daniela:

“La virtud [del niño] es un huesito de pollo que tienen en su manita empuñada, que pueden soplar como si fuera una flauta, estos niños son muy poderosos y crecen muy rápido, tienen la facultad de noche de transformarse en tigres que pueden volar. Por esto los padres los vigilan mucho y lo ponen a dormir en cuarto especial apartados de sus hermanitos, porque han ocurrido casos que de noche y con mucha hambre se han comido algún hermano pequeño.
Desde que nace lo empiezan a vigilar y no lo dejan salir ni que se le acerque alguien, en particular temen que algún brujo puede quitarle su virtud, o sea, quitarle su huesito para hacerse más poderoso. Si esto ocurre el niño enflaquece, se enferma y muere. Para protegerlo lo vigilan también sus compañeros, los sutz'balum [hombres jaguares con alas de murciélagos]… el niño crece rápido, aprende a soplar su huesito transformándose en tigre de noche, cuando es de buen tamaño se va volando de noche con sus compañeros, dicen que a sus padres le[s] traen dinero, y muchas cosas, ropa, zapatos, no les falta nada…”

Daniela Maimone Moroni, Relatos y leyendas chontales de Tabasco, Daniela Maimone Moroni (recopiladora), México, Grupo profesionales Gráficos de México, 2010, Pág. 256.

 

“Irma Hernández Pérez”  de Nacho López en Los chontales de Tabasco, Gobierno de Tabasco, México, 1982

 

 

 

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